Participación de María de los Ángeles Fuentes en el Congreso Desafíos y reflexiones para la atención e inclusión social de personas migrantes, refugiadas, repatriadas, indígenas y en desplazamiento forzado: Una perspectiva desde los Derechos Humanos, la Interculturalidad y el Trabajo Social. 

Congreso Desafíos y reflexiones para la atención e inclusión social de personas migrantes, refugiadas, repatriadas, indígenas y en desplazamiento forzado: Una perspectiva desde los Derechos Humanos, la Interculturalidad y el Trabajo Social.

Personas mayores, desplazadas múltiples de todos los ámbitos.

María de los Ángeles Fuentes Vera, Comité de Derechos Humanos Ajusco.
El objetivo de participar en este Congreso es “reflexionar sobre colectivos de muy alta vulnerabilidad, para delinear nuevas estrategias para personas migrantes, refugiadas, repatriadas, indígenas y en desplazamiento forzado”.

De acuerdo a recientes encuestas e investigaciones, las personas mayores somos uno de los sectores más discriminados en la Ciudad de México y también a nivel nacional. Efectivamente, somos un grupo etario de muy alta vulnerabilidad.

Esta situación se agrava en casos de discriminación múltiple. Esto quiere decir “cualquier distinción, exclusión o restricción hacia la persona mayor fundada en dos o más factores de discriminación”.

Por ejemplo: mujeres mayores afro descendientes o indígenas, que simultáneamente pertenecen a la diversidad sexual, y por diferentes causas también son migrantes y desplazadas.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR por sus siglas en inglés) indica que “las personas desplazadas internas están entre las más vulnerables del mundo” .

Las personas desplazadas internas se ven obligadas a huir por las mismas razones de los refugiados (conflicto armado, violencia generalizada, violaciones de los derechos humanos), pero no cruzan fronteras en busca de seguridad, sino que se quedan dentro de su propio país. Otras causas de su huida pueden ser afectaciones de mega proyectos o desastres naturales.

Respecto a las personas desplazadas que también son mayores, la ACNUR señala que “este grupo puede ser especialmente vulnerable durante los conflictos o desastres naturales. La falta de movilidad, la visión debilitada y las enfermedades crónicas como la artritis o reumatismo puede hacer difícil el acceso al apoyo, y servicios de ayuda a menudo no toman en consideración estas cuestiones. En tiempos de desplazamiento, algunas veces son renuentes a abandonar sus hogares y por lo tanto a menudo los últimos en huir del peligro, al desplazarse sufren grandes trastornos y con frecuencia se les aísla, lo que aumenta su vulnerabilidad.

En el informe “Desplazamiento interno forzado en México”, realizado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) en 2017, se alerta que “la población víctima de desplazamiento interno forzado continúa en aumento”.

Tan solo “durante el periodo de 2009 a enero de 2017, en México 310,527 personas que tuvieron que desplazarse de manera interna debido a la violencia o por conflictos territoriales, religiosos o políticos.” También incluye a las personas mayores como principales víctimas de desplazamiento interno, aunque no se presentan cifras desagregadas por edad.

Resulta interesante reflexionar sobre las personas mayores desplazadas internas, ya que cotidianamente se documentan manifestaciones de desprecio y violencia hacia la vejez, no resulta una sorpresa que en situaciones de emergencia, se agrave dicha violencia.

La ACNUR afirma que “existe un conocimiento limitado de los derechos, necesidades y contribuciones de las personas mayores en situaciones de crisis y la urgente necesidad de elevar su perfil entre los responsables de la toma de decisiones humanitarias. Las personas mayores desplazadas internas tienen necesidades específicas que son sistemáticamente desatendidas en la planificación y la programación humanitarias”.

Si bien partimos de que “millones de personas que han sido obligadas a dejar su hogar a raíz de desastres naturales también son consideradas desplazadas internas”, los recientes sismos que se han venido presentando desde septiembre de 2017, ponen de manifiesto la grave situación de las personas mayores damnificadas como desplazadas internas.

No es una exageración afirmar que los desastres naturales afectan de diferente manera. En los periodos posteriores a las emergencias, se distingue a quienes tienen y no tienen ingreso suficiente, sólidas redes familiares y comunitarias, y condiciones de salud para sobrellevar un desastre.

Los desastres naturales también evidencian discriminación múltiple, como sucedió hace algunos años con el huracán Katrina, donde “la falta de mantenimiento que el Gobierno federal debió haber dado a los diques contra inundaciones, se destinó a invertir en la guerra de los Estados Unidos contra Afganistán, descuidando la infraestructura hidráulica de la ciudad. Los cuantiosos daños sufridos en Nueva Orleans no se distribuyeron al azar: los barrios más pobres, donde se concentra la población de origen afro americano, los indocumentados centroamericanos y los más pobres, muchos de ellos personas mayores, son los que se ubican en las zonas de menor nivel altitudinal, que son las más expuestas a las inundaciones. De estas variables, la que mayor peso tuvo fue la étnica, ya que las víctimas fatales que se registraron fueron casi proporcionales a la demografía racial de la ciudad”.

No nos vayamos más lejos para encontrar discriminación múltiple contra personas mayores desplazadas internas, en diciembre pasado el entonces Comisionado para la Reconstrucción de la CDMX Ricardo Becerra, aseguró que “al menos la mitad de los damnificados por el sismo del 19 de septiembre en la capital son personas mayores, con pensiones muy bajas (…) Lo que nosotros estamos viendo es un tipo especial de damnificados. Llevo ya 72 visitas a 52 lugares, los especialmente afectados (…) lo que nos estamos encontrando, no solamente en Xochimilco, en Tláhuac, sino en la Condesa, una tipología de damnificados pobres, personas mayores pobres”.

De acuerdo a una nota del periódico Excélsior del 21 de febrero del presente año, se reportó que en los Multifamiliares de Tlalpan “han fallecido nueve personas mayores que vivían en los albergues por enfermedades respiratorias y complicaciones en su situación de salud”.

Ahí se recoge el testimonio de Baldomero Ramírez, damnificado del edificio 3B, quien alertó que ”el gobierno no ha entendido la gravedad del problema, no han puesto en marcha un plan emergente para las personas mayores” y recordó que “las familias viven en casas de campaña hacinados en dos o tres metros cuadrados, y hay situaciones extremas, como que el servicio de limpia de basura de la delegación, ya no está funcionando.”

Esta información se agrega a toda una serie de casos de violencia y discriminación hacia las personas mayores. Hacemos un llamado a las instituciones y sociedad civil sobre la urgencia de que México se adhiera a la Convención Interamericana sobre la protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que en su artículo 29 obliga a los Estados Parte para tomar “las medidas específicas que sean necesarias para garantizar la integridad y los derechos de la persona mayor en situaciones de riesgo, incluidas situaciones de conflicto armado, emergencias humanitarias y desastres.”

Por el momento hemos abordado solamente el desplazamiento interno por desastres naturales, en otro momento retomaremos los casos de personas mayores de barrios populares que son desplazadas por los grandes proyectos de “desarrollo inmobiliario” y la gentrificación.

 

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